El Abismo que se acerca…
La visión del futuro inmediato es como la percepción de las distancias en las grandes pampas o en las montañas. Lo cercano parece que se fuera alejando. Por lo que no resulta tan sencillo decir a qué distancia estamos del “abismo”, pero lo podemos ver claramente. Está ahí, sin duda.
Una breve pausa en el seguimiento de la situación de la Iglesia y del mundo se vuelve necesaria cada tanto. La sobredosis de información es tóxica espiritual y psicológicamente.
Retomo, y aunque el paréntesis no ha sido tan grande como para ampliar demasiado las perspectivas, se percibe que todo sigue igual, pero peor.
Parece una contradicción, pero no. Igual en el rumbo. Peor estado de cosas. Porque se avanza en ese rumbo que tiene a la vista un abismo cada vez más cercano.
Claro que la visión del futuro inmediato es como la percepción de las distancias en las grandes pampas o en las montañas. Uno decide ir hasta allí no más, al pie del cerro o al borde del arroyo, pero resulta que “allí” se vuele “allá”. Lo cercano se va alejando. Por lo que no resulta tan sencillo decir a qué distancia estamos del “abismo”, pero lo podemos ver claramente. Está ahí, sin duda.
La católica Irlanda votó a favor del homomonio. Fue peor que en la Argentina, donde ha sido impuesto por medio de maniobras publicitarias y presiones políticas, con más la claudicación de la inmensa mayoría del clero, incluyendo al actual papa reinante, (aunque se escude en la famosa carta a las carmelitas en la que manifiesta en privado un desacuerdo que niega en público). Allí el pueblo «católico» lo eligió por mayoría.
En esa materia no nos pueden engañar porque la hemos visto de cerca: en la Argentina la resistencia fue desinflada por el clero y lucieron mejor los evangelistas con sus consignas bíblicas sobre el pecado de la sodomía que los católicos (forzados) a repetir la frase anodina “queremos papá y mamá”. Y digo anodina para no parecer muy duro calificándola de estúpida.
En el caso de Irlanda no podemos decir que el mensaje de Francisco haya sido anodino. Simplemente no ha sido. No hubo ninguna exhortación. Y el “sí” al homomonio ganó cómodamente sin que el clero haya hecho ningún esfuerzo visible para evitar este terrible mal. Hubo, sí, notorias lamentaciones.
¿Insensatez o herejía?
“Me viene a la mente decir algo que puede ser una insensatez, quizás una herejía. No lo sé”, ha dicho también recientemente Francisco en un mensaje dirigido a una “Jornada de Unidad Cristiana” el 23 de mayo. Puede verse y oírse en el video, introducido en inglés pero hablado en castellano. Esta desconcertante frase en boca de un Sumo Pontífice. (A partir del minuto 4) es una síntesis del estado de la Iglesia. El que tiene por función custodiar la Verdad Revelada advierte que va a decir algo que puede ser “una insensatez, quizás una herejía”.
Coincido con cierto notorio disidente tradicionalista en este punto: los papas conciliares deben ser beneficiados por la duda sobre su estado mental. No digo psiquiátrico, obviamente, sino intelectual. Hagamos una analogía: un comandante de bomberos ante un incendio declara: “me viene a la mente algo que puede ser una insensatez, tal vez un disparate extraordinario: no se si voy a echar agua al fuego o tal vez combustible…”. ¿Qué pensaríamos? Claramente, está loco.
Pero qué pasa cuando los comandantes sucesivos no solo dudan, sino echan combustible al fuego, que por cierto se extiende y destruye todo. Pero no solo eso, sino que además cuentan con la colaboración de toda la jerarquía de bomberos, desde los más encumbrados a los más humildes, y con el aplauso de los dueños de las casas que se están incendiando.
¿Locura colectiva? No sé si existe tal figura psicopatológica. Pero sí existen, en la historia de la Iglesia, momentos de locura masiva, donde miles y cientos de miles de católicos se dedicaron a demoler la Iglesia. Nunca, que yo sepa, de un modo tan persistente y generalizado en la alta jerarquía eclesiástica.
El grado de insensatez de estas declaraciones hace poner en duda las teorías conspirativas. Claro que la Iglesia tiene enemigos declarados que trabajas para su demolición. Pero estos hechos ya no resisten una explicación tan nítida como “son infiltrados al servicio de la contraiglesia”.
Dichos de este calibre en boca del papa, no resistidos ni condenados por gran parte del clero o los fieles; el fenomenal disparate pornográfico elaborado por los obispos del Rin como ponencia para el Sínodo… esto es locura generalizada. Es Dios permite que quienes no aman la verdad se cieguen y manifiesten las más extraordinarias insensateses como si fueran puntos de la doctrina de la Fe católica; y el pueblo “fiel” se mantenga ajeno, ignorante, entretenido por la varieté semanal de besos, guiños y sonrisas desde el papamóvil.
Hay aquí un gran misterio, el Misterio de Iniquidad. Es muy probable que nuestra generación vea su desenlace, que para muchos será de sorpresa y horror, aunque para los que podamos mantenernos fieles con la gracia de Dios debería ser de penitencia, fortalecimiento de la esperanza y preparación para la gloria celestial.

